En medio del inmenso bosque de Compiègne, las majestuosas moles del castillo medieval de Pierrefonds se abren en la cima de una colina como en un cuento de hadas.
Construido en el siglo XIV por el poderoso hermano del rey de Francia, el duque Luis de Orleans, este castillo pasó por muchas vicisitudes de la historia, hasta su destrucción en el siglo XVII por las tropas del cardenal Richelieu (Armand-Jean du Plessis, duque de Richelieu).
En la segunda mitad del siglo XIX, Napoleón III se fijó en él. Tras instalarse en una lujosa residencia de otoño cercana, en el castillo de Compiégne, el emperador encargó al célebre arquitecto Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc la restauración del castillo. El maestro restauró los muros cortina (parte de las murallas o muros entre los bastiones), el puente levadizo, el camino de ronda en el tejado, las troneras y machicoulis (troneras – aspilleras abatibles situadas en las partes superiores de las murallas y torres), y en el interior creó una singular sala de «mujeres – bogatyrsha», donde nueve diosas representadas recibieron los rasgos de retratos de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, y de damas de su séquito. Ya al final de su larga vida, venida de Inglaterra, donde se encontraba exiliada, Eugenia de Montijo, la antigua emperatriz, visitó de nuevo sus muy queridas Compiègne y Pierrefonds y se emocionó al verse en la flor de la vida en este hall…..
Es probablemente el más impresionante en tamaño, conservación y potencia de todos los castillos de Francia. La belleza del patio, las esculturas, la armonía de las proporciones, la escala de los interiores, las vistas desde el castillo… todo ello conquista y deleita al viajero.












