Marcel

Marsella es la segunda ciudad de Francia, uno de los mayores puertos de Europa y del Mediterráneo, unido a la desembocadura del Ródano por un canal. Fue fundada por los griegos en el año 600 a.C. y bautizada con el nombre de Phosea. Como en los siglos III y II a.C. sufría frecuentes ataques de las tribus celtas y ligures locales, la ciudad se alió con Roma en 123. A partir de aquí comenzaron las conquistas romanas de Provenza y la Galia. Durante la guerra de César contra Pompeyo, Fosea fue destruida por las tropas de César.

En Marsella, que tiene una historia de más de 2500 años, no han sobrevivido muchos monumentos de la Antigüedad. Los más antiguos son las ruinas de un antiguo templo griego (siglo IV a.C.) y fragmentos de fortificaciones romanas.

Tras la victoria de César, Marsella no resurgió hasta el siglo X, gracias a los duques de Provenza. Después, las Cruzadas contribuyeron al crecimiento de la importancia comercial de Marsella, ya que la ciudad se convirtió en un importante puerto de tránsito: la ruta hacia Oriente.

En 1481, junto con Provenza, Marsella pasó a formar parte de Francia. Durante la Gran Revolución Francesa apoyó a los republicanos, no es casualidad que el himno de Francia se llamara «Marsellesa»….

Durante las guerras napoleónicas, el bloqueo aliado volvió a minar la economía de Marsella, que volvió a florecer con la apertura del canal de Suez, el desarrollo de la industria, el comercio, la actividad colonial, el transporte marítimo de mercancías. Es el apogeo de la economía y la vida cultural marsellesas. Después, con la liberación de las colonias y el florecimiento del capitalismo frente a las primeras crisis mundiales, Marsella, una vez más, se empobrece.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Marsella se convirtió en un importante centro de resistencia. Hasta los años 60 y 70, la ciudad fue un centro igualmente importante de delincuencia organizada, a la que la policía francesa hizo frente.

Una posición clave en la ciudad la ocupa el Viejo Puerto (Vieux Port), la bahía donde comenzó la historia de Marsella y donde hoy atracan más de 3.000 pequeños yates. Aquí hay un mercado diario de marisco: langostas, cangrejos, erizos de mar, ostras, casi todos los tipos de pescado existentes… Desde aquí se puede hacer una excursión a la isla de Yves, donde no sólo estuvo preso el Conde de Montecristo.

La entrada al puerto está protegida por dos antiguos fuertes – Fort Saint Nicolas y Saint Juan (le Fort Saint Nicolas et Saint Juan), construidos por los caballeros Ioannites en el siglo XIII y reconstruidos en los siglos XV-XVII. Cerca de allí, al parecer, hay otra fortaleza. Pero se trata de la iglesia de Saint-Victor (San Víctor), construida en forma de castillo para proteger el monasterio que aquí se encontraba. La iglesia contiene las tumbas de los primeros santos cristianos, capillas esculpidas en piedra durante los primeros tiempos del cristianismo. Dado que la catedral existía aquí mucho antes de la división de la Iglesia en católica y ortodoxa, ambas direcciones se sienten aquí como en casa…

El casco antiguo de Marsella está situado en el emplazamiento de una antigua ciudad griega. Aquí encontrará calles estrechas y empinadas, pequeñas plazas casi rústicas, deliciosos restaurantes… Insólita por su fuerza y belleza es la extraña casa y su capilla -obra maestra del escultor y arquitecto- Puget. Es uno de los edificios más notables de Francia. La vieja Marsella está rodeada por dos puertos – el Viejo y el nuevo, el puerto de transbordadores, donde hay enormes transbordadores y barcos blancos del Mediterráneo que salen de aquí hacia Córcega, Cerdeña, África. A los pies del casco antiguo se alza una enorme y poderosa catedral, de estilo neobizantino: La Major (Cathédrale de la Major, 1852-1893). La enorme basílica con cúpula en cruz domina la ciudad. Es un legado de la época napoleónica III, una época fascinada por el gigantismo…..

No lejos del nuevo muelle de transbordadores se encuentra la plaza de la Joliette, junto a la que se hallan el Ayuntamiento (siglo XVII), el Museo de los Depósitos Comerciales Romanos, con ánforas para vino, grano y aceite, y el Museo de Historia de Marsella, con el casco bien conservado de un barco mercante del siglo III.

El eje principal y arteria de transporte de la ciudad es La Canebière (la chènevière); aquí había antaño campos de cáñamo utilizados para fabricar cuerdas, de ahí su nombre. Se trata de un amplio bulevar que se extiende al este del Puerto Viejo y está flanqueado por bellos edificios. Aquí se encontraban los famosos cabarets marselleses, bares, teatros, antaño bulliciosa vida nocturna… En Marsella en general está muy desarrollada la «vida de club». No en vano, Sir Francis Drake, el pirata favorito de la Reina Isabel, atracó en esta ciudad portuaria en los tiempos de los flibusteros.

La catedral principal de la ciudad puede verse desde lejos. Es la Catedral de Nuestra Señora Protectora de Marsella (Sathédrale Notre Dame de la Garde). Una escultura dorada de la Virgen María reina sobre la ciudad. El templo, de estilo neobizantino, deslumbra con sus mosaicos, velas, regalos dejados en honor del rescate de los marineros, vistas del mar, las islas, Marsella… Es un lugar hipnotizador donde el corazón vivo de Marsella late al vaivén de millones de velas.

En Marsella hay una parte de moda, moderna, con avenidas y villas, y puertos suburbanos, con la mejor bullabesa del mundo (una antigua sopa de pescado que tanto gustaba a Voltaire), palacios, teatros, playas, el famoso estadio, museos….

Marsella es la ciudad con mayor diversidad étnica de Francia. Entre los nativos de la ciudad se encuentran Marius Petipa (1822-1910), genial maestro de ballet que puso en escena todos los ballets clásicos famosos de la escena rusa. Y el futbolista Zinedine Zidane, y Daniel, el héroe de la película «Taxi»…..

¡Marsella es 25 siglos de historia europea en el resplandor del mar azul y el patrimonio arquitectónico!

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