«Con una sierra de oro serraron los angelitos estas piedras para construirte un palacio». Este texto sencillo e ingenuo de «Virolaya», antigua balada de Jacinta Verdaguer, animado por miles de años de veneración a la imagen de la Santísima Virgen,
expresa la admiración que muchas personas sienten por la Montaña Santa de Montserrat.
La montaña, símbolo de la presencia de lo divino en todas las religiones, se convirtió en Montserrat en lugar de culto cristiano y en la fundación, en el siglo XI, de un monasterio benedictino situado a 725 metros sobre el nivel del mar.
Su forma es tan inusual que evoca asombro o deleite: enormes acantilados calvos revisten la Montaña Sagrada por todos lados, elevándose como ídolos.
Los estrechos canales se asemejan a caprichosos dibujos, y las sombrías cuevas confieren a todo el aspecto de Montserrat un misterio especial. Los catalanes tienen muchas leyendas sobre la montaña, y se las contaremos.
La principal reliquia del monasterio -la estatua de la Virgen María Negra , o la Oscura, como apodan a la Santísima Virgen por el color oscuro de su rostro- atrae a Montserrat a miles de peregrinos de todo el mundo, y ella… ¡ayuda! Las leyendas sobre el poder milagroso de la Santísima Virgen de Montserrat son conocidas en todo el mundo cristiano. Cada visitante del monasterio se esfuerza por subir hasta la Virgen Negra, tocarla y pedirle el deseo más profundo.
Durante el oficio religioso tendrá la oportunidad única de escuchar el canto más antiguo de Europa y mundialmente conocido«Escolanía de Montserrat».
Podrá visitar el monasterio, entrar en la basílica, tocar a la Santísima Virgen de Montserrat, subir a la cima de la montaña en el funicular, donde podrá disfrutar de una vista panorámica del monasterio y los alrededores, o descender al lugar donde se encontró la estatua de la Virgen María hace más de mil años: la Santa Cueva.
Además, no le dejará indiferente degustar los licores y diversos tipos de quesos que se venden tradicionalmente en el territorio del monasterio.












