París fascina a cualquier edad. Cuando se es niño, se busca más el entretenimiento que la estética, más el placer que el descubrimiento. Por eso intentamos adaptar nuestras excursiones a los gustos de los niños.
Dar una vuelta en un tiovivo durante una visita turística, admirar una fuente hecha con personajes de cuentos infantiles, dar de comer a las palomas de la mano, montar en poni, ver un espectáculo callejero, dejarse caer por un acuario o un zoo…. ¡París no le ofrecerá nada a un niño curioso!
