Si intenta encontrar un país con este nombre en un mapa, no lo conseguirá. Y sin embargo, es un territorio muy específico con su propia historia, cultura, tradiciones, lengua e incluso bandera. Su mayor parte se encuentra en España, y la menor, en Francia. El País Vasco francés está situado en la costa del Golfo de Vizcaya y en las estribaciones de los Pirineos y consta de tres provincias: Laboure, Baja Navarra y Sul.
Gracias a la proximidad del océano y las montañas, la zona goza de un clima favorable: de +6 a 9°C en invierno y alrededor de 20°C en verano.
En la antigüedad, los romanos no pudieron penetrar en el interior del país debido al carácter montañoso del terreno, lo que permitió a los vascos conservar su lengua y su identidad nacional. El vasco (euskara) es la lengua más antigua de Europa, del llamado tipo ergativo, que difiere en su gramática de las lenguas indoeuropeas, semíticas y finoúgricas. Una gramática similar sólo existe en algunas lenguas caucásicas, por ejemplo, en el georgiano.
El blanco, el rojo y el verde son los colores del País Vasco. Su bandera es un paño rojo atravesado por cruces verdes y blancas. El atuendo de fin de semana del vasco es una camisa blanca, una boina ancha escarlata y un pañuelo al cuello. Y sus pulcras casas blancas con tejados de tejas rojas y contraventanas pintadas de rojo o verde crean la sensación de un cuento de hadas. Imagine que este cuento de hadas se desarrolla en medio de pintorescas montañas bajas con una variedad de vistas espectaculares, y entenderá por qué incluso los franceses llegan a admirar los pueblos vascos, considerándolos más bellos que otros.
Lo que diferencia a los pueblos vascos de los típicos pueblos franceses no es sólo el modo en que están especialmente bien cuidados, sino también la presencia de un frontón. Un frontón es un gran muro de ladrillo diseñado para lanzar una pelota contra él. Es el juego nacional vasco de la pelota. La pelota es dura y hay que golpearla con la mano dentro de un guante especial. No menos populares que la pelota son las corridas de toros.
Si viene a un pueblo vasco, no deje de visitar un restaurante local: la cocina vasca es diferente de la francesa. Es más, varía de un pueblo a otro, cada uno de los cuales cultiva o elabora algo especial de lo que se siente orgulloso. Por ejemplo, en el pueblo de Espolet le deleitarán con un pimiento aromático llamado piman, y en Ruxy encontrará galletas deliciosamente delicadas. La capital del País Vasco francés, Bayona, es famosa por su chocolate caliente.
Y, por supuesto, el País Vasco es famoso por sus centros turísticos como Biarritz, St.-Jean-de-Luz, Hendaya con sus playas ideales, pintorescos paisajes costeros y todo lo necesario para unas vacaciones inolvidables en toda regla.












