La Villa del Cardenal D’Este es célebre por su singular parque, aterrazado en la ladera de los montes Tiburtinos y famoso por sus numerosas y magníficas fuentes. Merece especial atención la extraordinaria personalidad del propio cardenal D’Este.
¡Pocos pueden presumir de ser nieto del mismísimo Papa! La residencia del cardenal, que sobrevivió a dos «cónclaves» pero nunca llegó a alcanzar el codiciado cargo de papa, es un vivo testimonio tanto de la ambición como del refinado gusto de Hipólito II D’Estaix, acostumbrado a los lujos de la corte francesa.
Después de visitar la villa, también verá las cascadas del río Agnene, y podrá comprender y apreciar mejor la intención del cardenal de aprovechar lo que la propia madre naturaleza le había regalado.
Todos los días abierto excepto el lunes, 25 de diciembre, 1 de mayo












